Unos días en El Salvador

Hace pocas Semanas tuve la oportunidad de viajar hacia El Salvador, y me he querido dar un tiempo para compartir un poco mi experiencia maravillosa en este país. En principio debo confesar (y me perdonaran los salvadoreños que lean esta nota) que yo pensaba que El Salvador era un pequeñito país con muy pocos recursos, o como alguien me dijo por aquí, que se imaginaba que a lo mucho seria como Iquitos. Por temas de trabajo me toco investigar un poco del país y sobre todo de su oferta turista, y como sabemos, los organismos gubernamentales suelen mostrar de los países lo que más vende, y en el caso de Centro América y Sur América (con sus contadas excepciones) suelen mostrar la cultura y los espacios naturales (playas, valles, montañas, etc.). les cuento esto porque al entrar a buscar información de El Salvador, me encontré con imágenes que no ayudaban mucho a cambiar esa idea pre definida (como cuando uno busca información de Peru y encuentra fotos de indígenas, personajes vestidos con ropas típicas, etc.),  algunos datos me sorprendieron mucho, como la cantidad de movimiento turístico, pero eso hablare más adelante.

Ni bien llego al aeropuerto de San Salvador (nombre apto) me encuentro con un ala del aeropuerto moderno y bien cuidado, y al salir me encontré ya con unos (ahora) buenos amigos que gustosamente fueron a recogerme. El camino al hotel fue una maravilla, fue como ir por un bosque hasta la ciudad, muy verde, me gusto mucho, y ya entrando  ala ciudad lo primero que me llamo la atención fue los centros comerciales, modernos, muy grandes y uno junto al otro, ahí fue donde me dije…¿Qué paso?

Mi hotel quedaba (bueno, debe seguir quedando) en lo que ellos llaman “la zona rosa” una zona muy bonita, llena de comercio y de diversión, el hotel para que, me gusto mucho, amplio y una atención de primer, si algún día van por allá, Suite las Palmas se los recomiendo a ojos cerrados, es de buena calidad, precios cómodos, muy bien ubicado y la atención particularmente buena.

Ya descansando en la habitación caí en cuenta que todas mis ideas previas de este país eran total y completamente erradas, hasta lo que había visto, y según lo que me conversaban, era una ciudad moderna, en crecimiento económico, una alta tasa de consumo y manejos de remesas importante, además de un reciente ministerio de turismo dispuesto a impulsar las importantes actividades turísticas locales, que entre otras cosas son playas, volcanes, valles, etc.

Los siguientes dos días, estaba enfocado en una capacitación, por lo cual no conocí más que el bussiness center del hotel, un Subway (donde quise almorzar allí pues en Perú no hay) y paro de contar, excepto en las noches, que si se afanaron en llevarme a comer PUPUSAS! No sabe que es pupusas? dale clic al enlace, wikipedia te lo explicara, mi  reseña:

El salvadoreño esta demasiado orgullo de sus pupusas, si no eres salvadoreño y eres latinoamericano quizá el nombre te deje con esa ambigüedad que da risa, pero NO en el salvador, allá te dan la bienvenida con una popusa y te vas con otra minimo, si no, no has estado en el salvador. Esta famosa pupusa es una tortilla de maiz que lleva queso y frijoles básicamente, se prepara de una forma bien peculiar pues comienza en una bolita de masa y termina como en la foto

Ahora, créanme que sabe mejor de lo que se ve (si es que la viste medio rara) la puedes acompañar de una especie de encurtido o ensaladita y una salsa media picante si gustas. Para los que me conocen saben que si gusto me falta es por la comida, no tengo un plato favorito, y cuando la gente me pregunta que te gusta comer, yo te puedo decir que no me gusta, lo demás bienvenido, pero saben que? Me gusto!

El restaurante de mi hotel quedaba en el ultimo piso, desde el cual se podia ver una vista linda de la ciudad y a lo lejos el volcán Quezaltepec (llamado tambien volcán de san Sanvador) junto a cerro verde (el cual señalo en esta foto, y el volcan tapado por la inoportuna nube), el clima por lo general es templado, no hay temporadas de fríos terribles y más bien si hay temporadas de agobiante calor, yo fui, felizmente, en una temporada media, perfecta para mi!!

El cielo, que cielo! Que nubes, que celeste, me gusto, sera que después de varios años de vivir en lima y estar acostumbrado al cielo panza de burro por nueve largos meses cada año me hace apreciar más estos lugares.

Se que el salvador tiene playas más bonitas que las que fui, quedan como a 2 o 3 horas de la ciudad, gentilmente me invitaron a casa de un bueno amigo a seguir trabajando y charlando, pero ya que estábamos ahí porque no hacerlo en su acogedora casa de playa, en playa San Diego, a 45 min. de la ciudad, el agua es tibia, la arena volcánica negra y muy fina (muy caliente, me queme mi piecito) y un mar que te jala, pero manso, hay piso hasta el inicio del tumbo.

Tanto así que me anime a bañarme! También, los que me conocen saben que en lima no lo suelo hacer básicamente por 2 cosas, el agua es demasiado fría para mi exigente sangre, y la cantidad de huecos que te dejan sin piso a la hora de entrar al mar desaniman a mi poca destreza en el nado.

Fuimos a almorzar a 20 minutos de allí, pasando las casas de playa vienen las zonas de restaurantes y al entrar me tope con esta imagen:

A la izquierda estaban sentados en fila los hijos de los padres sentados a la derecha, evidentemente se ve el mar desde la ventana pues esta a menos de 4 metros, era un lunes, y los padres estaban tomando unas cervezas antes de almorzar literalmente gozando de la vida, escuchando música, riendo y enamorando a sus mujeres. Sus hijos, admiraban el mar desde allí, de hecho me pare junto a uno de ellos y le pregunte “¿que miras?” y me contesto “pues el mar”, y me miro como diciendo ¿no es obvio? (no tendría más de ocho años) y yo la mire como diciendo ¿pero por que? Y continuo “esta lindo”. Y si, en efecto, toda la imagen, el momento, estaba muy lindo.

De regreso paseamos un poco el litoral, me mostraron algunas playas cercanas donde el mar esta muy propicio para el surf, de hecho ya se están acondicionando hoteles pequeños para surfistas y según me han contado ya las playas del El Salvador están ranqueadas dentro de los top mundiales para practicar este deporte, asi que si ud es surfista, apúntelo en su próximo destino, alli no le faltara nada.

Al siguiente día fuimos a hacer un city tour muy personalizado, me gusto mucho el centro de la ciudad, no se ha sobre poblado de edificios, solo me dio un poco de pena verlo invadido de ambulantes, como en una época el centro de lima, o en arequipa san camilo (guardando distancias) las veredas ya son de los ambulantes, y la gente camina en las pistas junto a los pocos carros que van para allá, ahí falta la mano dura de un alcalde que ordene y ponga lindo el centro histórico de este país.

En resumen, El Salvador es un país pequeño, todo esta a 45min de distancia, es calido, su gente es muy amable, la moneda oficial es el dólar, la comida es algo cara igual que el transporte (si lo comparas con Perú), tiene el centro comercial más gran de Centro América (es un país súper consumista), tiene playas, volcanes, lagos, pueblitos, ruinas mayas, pirámides, montañas y una pasión inusual por el futbol español (dicen que cuando juega el barza y el real Madrid la ciudad para!), son alegres y orgullosos de sus deportistas (su campeón de tiro al blanco, sus pocas pero renombradas figuras del futbol, entre otros), escuchan música alegre, productores de café de exportación, amantes de su comida (las popusas son orgullo nacional), orgullosos de su tierra, de su ideología, de sus costumbre.

Uno como Peruano, cuando sale del país le pasa eso que decía Noel Clarasó: Viajar sólo sirve para amar más nuestro rincón natal. Uno inevitablemente empieza a comparar las cosas que tiene en su país, reflexiona sobre las cosas que tiene que corregir para que este crezca como debe, valora y promueve con orgullo su tierra (de la cual más de una vez seguramente has renegado) y siente que desperdicia miles de cosas que por tenerlas tan cerca, tan a la mano, no conoce, usa, ve o simplemente disfruta (para ejemplo un botón: ¿conoces Cusco?) y regresa y ve, inevitablemente, su país con otros ojos.

No fue un viaje de placer, fue un viaje básicamente de trabajo, me falto conocer muchas cosas (como la puerta del diablo…) pero a cambio he conocido un grupo espectacular de personas que me recibieron con mucho cariño, con mucha amabilidad y demostraron porque El Salvador es el pais de las sonrisas, por ser tan atentos y siempre preocupados porque a uno no le falte nada, por intentar servirlo y atenderlo como si fuera amigo de casa, es esa la actitud que se necesita para que dentro de poco (no creo que pase más de cinco años) deje de ser la pulguita de américa (como ellos se dicen cariñosamente) y se posicione dentro de los destinos top de América. No he traído casi ningún recuerdo para regalar, pero si muchos en mi mente, El Salvador se ha quedado con algo mio también, y son esas cosas que lo «sorprenden» a uno (y no me pasa a menudo) que le dan sentido a la vida…  si tienes un chance, anda, conoce el El Salvador, te va a gustar.

(seguramente me he olvidado alguno que otro detalle que podre poner en comentarios o resolver preguntas si se diera el caso)

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