Mi tiempo – Cuento

El último día que conversamos, no fue diferente a los demás, mejor dicho, fue extraordinariamente normal, el lugar siempre es indefinido, o como a veces dices; en donde menos lo crees, a la hora que no esperas, y con las respuestas exactas a tus preguntas incorrectas… ¡que genial es hablar contigo!

Aquel día, una duda rondaba por mi cabeza, pero antes de preguntar, quería disfrutar ese paseo por un soleado parque junto a ti. Aprecio tanto tu tiempo, que el simple hecho que te juntes conmigo a caminar y a compartir, es todo un honor. Unos árboles de eucalipto, que separaban la cancha de futbol del parque, impregnaban de ese olor fresco el ambiente y los olores activaron todos mis recuerdos de infancia. La gente que caminaba, jugaba, o simplemente conversaba sentada en el pasto me era familiar,  todos parecían reconocernos, pero nadie nos hablaba, simplemente nos sonreían como saludándonos.

Ese clima me encanta, quizás eran las 2 o 3 de la tarde. El sol calentaba, pero el viento frío refrescaba lo suficiente para hacer de esa caminata placentera. Cruzamos todo el campo a paso lento. Nos sentamos bajo un árbol junto a una acequia seca para seguir conversando. De pronto un silencio nos atrapó unos segundos y me dijiste: “¿Qué es aquello que me querías preguntar?». No pude contener una sonrisa amigable ante tu pregunta, eres tan cortés como para preguntar, pese a que ya sabías exactamente mis preguntas. Asentí con la cabeza agradeciendo el gesto y nos reímos de nuestros pensamientos. De pronto, sin terminar de ordenar mis palabras, te dije: el tiempo… ¿cómo puedo controlar el tiempo? Y tu me devolviste enseguida una risa amigable, sonó un poco más gruesa, pero a su vez más amigable; tanto que me contagió al momento.


Yo sabía que mi pregunta no tenía sentido, ni razón; así que decidí explicar el por qué de mi interrogante. “Lo que sucede, te dije, es que últimamente me es muy curioso cómo pasa el tiempo, cómo se puede ir tan lento en un mal momento y cómo pasa tan rápido en otros. Cómo se pierde la noción del tiempo, por ejemplo junto a ella. Es como si todo sucediera a la misma vez en distinto tiempo, para algunos veloz, para otros muy lento, como si las horas se convirtieran en minutos cuando uno está… no sé, ¡viviendo!, más siento que pasa lento cuando uno está, por decirlo así, muriendo”.

No vi que gesto pusiste ante mi improvisada forma de ver el tiempo, pero si sé que nos quedamos en silencio mientras yo miraba el pasto y jugaba con él entre los dedos de mis manos. De pronto, después de exhalar una gran bocanada de aire dijiste con firmeza: “El tiempo no existe”. Esperé en silencio mientras inclinaba mi cabeza hacia ti, “El tiempo no existe”, volviste a sentenciar con una voz más protectora. “El tiempo es un invento humano, es una forma muy humana de intentar medir las cosas en espacios determinados. Si no dime tú ¿Qué es un año? ¿Un siglo? ¿Una hora?, ¿En realidad tu crees que al universo le interese una hora humana?”. “¿Y qué existe en vez del tiempo?” pregunté. “No es que exista un equivalente”, me dijiste cariñosamente, “El “tiempo” existe en tu vida, en tu corazón. Si no, dime tú, cómo te puedes explicar las falacias que vives; esos momentos de felicidad incalculable pasan tan y tan rápido que cuando te das cuenta han pasado horas; y en ese momento sientes que han pasado minutos. Pero, ¿no es acaso en ese espacio de horas, en que algunos momentos se vuelven eternos? ¿Cómo podríamos explicar eso?”. “Tienes razón!”, te dije riendo y tu continuaste explicando “Esos momentos inolvidables en tu vida, pasaron en un instante de tiempo que parecía más corto de lo que era, si lo mides en “tiempo”. Pero ¿te has dado el trabajo de medir cuánto “tiempo” te duran esos momentos mágicos, inolvidables?”…  “Hasta ahora no se han ido y los puedo re vivir una y otra vez”, te dije. “¡Correcto! Me ¿entiendes ahora?” me preguntaste interesado, y los dos a la vez dijimos, “El tiempo no existe”.

Finalmente todos controlamos nuestro tiempo, lo adaptamos y lo aceptamos según la circunstancia, según el momento, pero nos han enseñado a adaptarlo a un esquema, a una medida, a guiarnos por un calendario y por un inagotable tic-tac. “Tu puedes hacer que un día dure dos”, me dijiste con voz suave pero firme, “es más, estoy seguro que ya lo has hecho hace poco. Un día puede pasar lo suficientemente entretenido que no vas  notar cuando se ocultó el sol ni por qué lo hizo, porque simplemente estás viviendo y vives en armonía con todos los actos naturales del mundo que te rodea. En la medida que vives, que sueñas, que piensas y claro, que no piensas, te darás cuenta que el tiempo no es una medida legal, que no has de poder medir tu vida en función a tu cuerpo ni a tus logros, si no más bien en función a tu ser, a tu alma, que dicho sea de paso, es al igual que yo, eterna. Dime tú ¿Crees que a la eternidad de tu alma le importe un par de horas humanas, cuando se ha llenado en ese par de horas humanas, de un recuerdo que lo acompañará a la eternidad?” “Tienes razón Dios” respondí.

  10Comments

  1. De Torquemada   •  

    Muy bueno el texto. Siendo reflexivo la temática del tiempo está tratada correctamente dentro del espacio imaginario en que sitúas la historia. Sigue adelante Claudio. Me gustaría leer más cosas tuyas!!!!

  2. cecilia muñoz   •  

    Realmente me encantó Claudio, felicitaciones !!!!

  3. Alonso   •  

    Me quede aturdido cuando supe al final que era con dios con quien hablabas… o no era él?.
    Al comienzo me dió la impresion q hablabas con alguien q te gusta… pero en fin, BUENIIISIMO!!!

    Sigue escribiendo porq me intriga lo q vendrá!

    Saludos,

    Alonso

    PD: Estoy de acuerdo contigo, el tiempo no existe!

    • claudiologia   •  

      Gracias Alonso, y si, es Dios 😉 q tengas buen fin de semana! un abrazo

    • Claudio Morgan   •     Author

      muchas gracias Alonso! te tendre al tanto, y si si era Dios… gracias por visitar el Blog

  4. winnycjaramillo   •  

    Super Claudio me encanta leer tus cuentos.

    • Claudio Morgan   •     Author

      a mi me encanta que los leas, mil gracias 🙂

  5. Lesly   •  

    Me gusta mucho todo lo que escribes, tienes un gran Espíritu ^^, sigue así :). Saludos

    • Claudio Morgan   •     Author

      gracias Lesly 🙂 gracias por leer mi blog, un beso!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *